Revista Clío N° 5 - 1934

Mar.iano Picón Salas La Independencia y los ideólogos del progreso (fines del siglo XVIII a 1830) 1.- El tono en la época El movimiento de ideas del siglo XVIII · tiene un carácter tan uni– versal que repercute en estas tie– rras antárticas, a pesar de los di– ques que levanta la Inquisición .y la pesquisa que los gobiernos reali– zan cóntra los peligrosos libros , Todos los caminos del espíritu .eu– ropeo en aquella centuria condu– cen a la ·ilustración, a una creencia en la perfectibilidad humana, a la fé en el progreso y en el cambio. La propia Espafía conoce bajo Carlos III y sus ministros Aranda y Flori– dablanca una especie de .revolución desde arriba, una nueva política cultural y económica . que favorece principalmente desde . er segundo aspecto, a las apartadas colonias. Merced a las_ nuevas . franquicias que concede el Despotismo ilustra– do puede nacer una Economía agrí– cola en comarcas qÜe hasta ese mo~ mento representaron poco dentro .de la vida colonial como Argentiria, Venezuela, Chile; Lá. Economía an– terior h'abíapreferido los países mi– neros como Perú y México; pero en los últimos cincuenta años del siglo XVIII tas com~cas agrícolas adquieren un auge singular. Toma cuerpo en estas regiones una clase terratenientP y comerciante que arraigada en el suelo expresa ya un orgullo ciollo, un sentimiento nacio– nalista en contra del español foras– tero que viene a desempeñar una función administrativa o a buscar rápidamente el oro de América. Y ocurre el hecho paradoja} d~ que a pesar de que l,as reformas del Despo potismo ilustrado han favorecido el desarrollo de la burguesí_a nativa, nunca como en la segunda mitad,del . siglo XVIII y comienzos del XIX el hombre americano se ha lamenta– do más de las cargas y obligaciones · que le impone la Metrópoli. Es que las aristocracias crioflas han ad– quirido conciencia de sí, saben cuanto valen y porque su joven pu– janza encuentra · el obstáculo de la restricción española, empiezan a convertirse en clase revolucionaria. Podrán hacer una r~volución por– que constituyen la clase ascenden– te, fuerte; porque como toda · clase revolucionaria tienPn ambiciones y resentimientos. En sus mejores hombres, esos que lfamámos l.os «Precursores de la Independencia> el sentimiento nuevo se expresa en forma de Reformis .1 o; no se ade~ !anta aún ni se podría adelantar la compromitente palabra de «Inde– pendencia». Hacia 17.80 y tantos sólo sueñan en Chile en una revolución libera– dora personajes tan novelescos y quiméricos como los franceses An– tonio Gramuset y Antonio Bemey que fraguaron un plan descabella– do. El primero era un descentrado inventor que deseoso de fama y fi– guración bri.llante dentro de la ce– rrada sociedad santiaguina de la

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